Estudiantes, profesores, amigos y amigas,
En algún momento de la historia los seres humanos dejamos de escribir lo que nos decían las voces y nos mostraban las visiones. Difícilmente podamos descubrir qué sucedió en la historia de la literatura de nuestros pueblos que reemplazamos a las voces por fantasía y a las visiones por imaginación.
En algún momento empezamos a dejar de prestarle atención a las voces y las visiones, para atender solamente al mundo de las ideas. Supongo que la psicología con perspectiva social podría atender este problema debido a que la psicología sin perspectiva social no hace más que desplazar a las voces y las visiones de quienes escribimos al lugar de falsa percepción de la realidad. Hay en la psicología y la medicina occidental una negación de las voces y las visiones, como experiencias humanas tan válidas como cualquier otra.
Según una perspectiva histórica, la escritura en tanto narración de un acontecimiento tiene su origen en la pintura sobre la piedra. Según se enseña, los seres humanos dibujaban historias de cacería de animales y luego comenzaron a dibujar símbolos en las piedras. Esos símbolos son los que se van a transformar en pictogramas, ideogramas y jeroglíficos, formas contemporáneas de la escritura en oriente. Y mucho tiempo después aparecen tal como los conocemos hoy, el alfabeto y la imprenta con la que se hacen libros en donde también se cuentan historias de animales y de todo tipo.
En la historia reciente, en algún momento la escritura a mano pasó a ser escritura a máquina. Nací en una generación de escritores justo cuando se dejaba de usar la máquina de escribir y se comenzaba a usar el programa “word” en la computadora. Sin embargo, continuó escribiendo a mano porque considero que el bolígrafo y el papel, me remontan a la escena originaria de la literatura que es la pintura y la piedra. El auge de la creciente tecnocracia, hacia finales del siglo pasado incorporó a la literatura una técnica popularizada como escritura creativa.
Allí la ciencia con sus métodos, técnicas y pensamiento científico parece haber colonizado a las poéticas de escritura. Cuando leo publicidades en las redes sociales de internet sobre talleres literarios de escritura creativa, imagino que la estrategia de sumar la palabra creativa a escritura se propone realizar una suerte de propaganda pedagógica para que escritores y escritoras podamos ganar dignamente el sustento económico enseñando el oficio de escribir. Algo que celebro debido a que formo parte del colectivo de personas que intentan ganarse el sustento económico con la literatura. Se trata en definitiva de una redundancia.
La naturaleza de la escritura es creativa y en algunas raras ocasiones, la naturaleza de la escritura puede ser creadora. Tal vez se describe a la escritura como creativa para mostrar que escribir sirve para algo, en este caso para ser personas creativas. A veces sin embargo, me pregunto si el problema de fondo es el intento de erradicar el pensamiento mágico en la literatura. El pensamiento mágico, es en resumidas cuentas el pensamiento artístico. Por esto, resulta más rápido producir un libro, que crear una obra de arte con formato de libro.
Escribir es un oficio artesanal y como todo oficio se transmite de maestros a aprendices a través del paso del tiempo en las distintas generaciones. La narración oral, también es un oficio. Ésta también puede ser un servicio para la comunidad, como por ejemplo una conferencia leída.
Leía cuentos para mi hija cuando era muy chica, por las noches antes de dormir. Pero no le leía para que se duerma rápidamente y yo pudiera finalmente descansar luego de un día agotador. Le leía un cuento para contarle una historia, para que el momento antes de dormir se vuelva un puente energético entre la vigilia y el sueño. La posibilidad de crear un tono muy particular en la energía de la realidad convencional es parte del oficio de la narración oral. La narración oral puede crear un espacio y un tiempo alternativos a la realidad convencional, con su propio tono, volumen y ritmo. La escritura como la narración oral, también tiene su tono, volumen y ritmo. En la poesía es más fácil verlo, pero esto mismo también sucede en el ensayo, la novela y el cuento.
Volviendo a la infancia de mi hija, quiero confesar que tuve el privilegio de leerle cuentos a su grupo de amigos y amigas del jardín de infantes hace ya varios años. Quizás uno de los más antiguos oficios sea el de contar historias, el oficio de la narración oral. En el jardín de infantes de mi hija, hacíamos una ronda, nos sentábamos en el piso en almohadones y les leía. Antes de la actividad preparabamos el encuadre junto con las maestras jardineras para que luego podamos disfrutar de la literatura. El momento de la preparación de la actividad es cuando se define un encuadre, como por ejemplo la preparación de un recital de poesías, o la presentación de un libro. La importancia de definir un encuadre, nos permite hacer accesible la actividad para todas las personas que esperamos participen.
La manera de acceder a una historia en la infancia es escuchando las voces de quienes nos leen, por esto también es importante poner en valor la escucha de voces. Luego de escuchar narraciones orales, aprendemos a leerlas y nuestra relación con la literatura empieza a darse en la solitaria relación con el libro. Pero en un principio escuchábamos la voz de mamá o papá que nos leía un cuento antes de dormir, ese momento mágico en el que viajamos de la realidad de la vigilia a la realidad soñada. Ahora, en la vida adulta, aprovecho cada oportunidad que tengo de escribir un cuento para leerlo en la radio (Argentina), FM La Tribu.
Uno de los cuadernos que uso como escritor en mi oficio es un Diario de la Noche, en donde escribo exclusivamente las visiones con las que a veces me despierto, que suelen tener formas de pesadillas o sueños. En mi Diario de Dia, en cambio, escribo las visiones y voces mientras estoy despierto. Suele definirse a la creación literaria como un objeto, es decir como producto de la fantasía y la imaginación de quienes escriben en tanto sujetos. Sin embargo, la escritura en tanto creación literaria no solo es obra de la fantasía y la imaginación, sino también de las voces y visiones que pueden presentarse a las personas que escribimos.
En Argentina hace unos 25 años comenzaron a abrirse para quienes vivimos en las ciudades algunas ceremonias ancestrales como las ceremonias de tabaco, de temazcal y recientemente ceremonias de búsqueda de visión. En el año 2022 por casualidad o destino, tuve la dicha de participar en una ceremonia de búsqueda de visión del camino rojo en la localidad de Ocuilan, (México). Tanto en Argentina como en México muchas personas hacen un enorme sacrificio en el marco de una ceremonia para acceder a sus visiones. En mi camino como escritor, me tomó muchos años aprender a incorporar las voces y las visiones en el oficio de escribir. La diferencia con la imaginación y la fantasía, es que no son producto de la subjetividad sino que es el cuerpo de quien escribe que percibe sonoridades e imágenes que lo atraviesan, lo trasladan, lo desplazan o lo trasvasan. El acto creador, es siempre un proceso. Mi conocimiento de la pedagogía, fue importante para poder incluir en la enseñanza del oficio de la escritura las voces y las visiones, dado que cada vez que explicaba a mis estudiantes que es posible escribir lo que muestran las visiones y lo que dicen las voces, ganaba confianza en mis propios procesos creadores. La escritura puede ser el desplazamiento hacia otra realidad durante un tiempo determinado, para luego regresar a la realidad convencional donde cocinamos la comida, publicamos fotos en redes sociales, sacamos a pasear al perro o le damos comida al gato.
Volviendo al principio de esta narración oral, deseo esbozar una respuesta entre muchas respuestas posibles. Todas las respuestas son válidas, valga la aclaración. En algún momento de la historia de nuestros pueblos comenzamos a pensar que las voces, visiones o los mensajes de nuestros sueños eran falsos. Se les advirtió a nuestros ancestros en América que percibían la realidad de forma distorsionada. Médicos, psicólogos, sacerdotes y científicos que vinieron de Europa les dijeron a nuestros antepasados que todo eso eran delirios y alucinaciones, formas equivocadas de percibir la realidad. La colonización cultural de América no solamente trajo enfermedades como la viruela, el sarampión y la gripe. También trajeron los trastornos mentales, las alucinaciones, los delirios y de esa forma convencieron a nuestros antepasados que las voces y las visiones ya no tenían más nada que decirnos.
Afortunadamente, la colonización cultural no logró lo que se propuso. Gracias a quienes conservaron los saberes ancestrales para años más tarde volver a compartirlos con quienes quisieran echarse a andar por un camino de conocimiento. Las voces y las visiones, así como la imaginación y la fantasía, son formas poéticas para escribir. Tienen algo que decirnos y algo que mostrarnos, al menos a quienes nos dedicamos a la escritura. Las voces y las visiones, son en definitiva parte del matrimonio cultural de la humanidad.
Alan Robinson
Ciudad de México, Octubre 2023.