Alan Robinson

Diario de una pandemia – 3.

23/03. Día 8: “Matemáticas y bloqueo económico”

Hoy el día empezó bien pero a media tarde Sol se enojó conmigo mientras la ayudaba a hacer su tarea de matemáticas. No quería desacelerar la velocidad de su pensamiento para hacer cálculos matemáticos que no le salían y se frustró mucho, lo cual la llevó a proyectar su enojo en mí.

Ahora me pide la computadora y se la presté, dejando de hacer lo poco que puedo hacer en este aislamiento obligatorio y bloqueo económico. Mis actividades laborales que me permitían pagar impuestos y comprar comida se detuvieron. Este bloqueo económico que nos imponen me frustra y me enoja, porque me pregunto todos los días cómo voy a hacer para volver a ganar el dinero que necesito para pagar impuestos y comprar alimentos. No se en quién proyectar mi enojo.

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24/03. Día 9: “Ejercicios de la tensegridad”

Hoy es el “Día nacional por la memoria, la verdad y la justicia”. Estuve más susceptible. Me molestan los desacuerdos. Estoy muy aferrado a mi intelecto. Necesito descargar y conectar con mi cuerpo. En la mañana hice ejercicios de tensegridad y me hizo muy bien.

Hacía años que no practicaba estos ejercicios físicos. El trabajo sobre la energía y la percepción de esta disciplina, me ayuda a poder despejar la mente y enfocarme en una tarea que trasciende este estado generalizado de perversiones e incertidumbres.

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25/03. Día 10: “Abrazar lo imprevisible”

Ya empiezo a sentir los efectos del encierro en la ansiedad por saber si se va a extender o no se va a extender el aislamiento obligatorio. Encima se corta la conexión a Internet y no ayuda a sostener algo que me da la sensación de previsibilidad. Qué difícil es entregarse a lo imprevisible. Pensé que tenía mucho entrenamiento en adaptarme a lo imprevisible, pero me doy cuenta que aún me falta mucho. Tengo mucha ansiedad por saber qué va a pasar con la cantidad de días de encierro.

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26/03. Día 11: “Energías eléctricas”

Hoy se cortó la luz durante cinco horas después del mediodía. Fue difícil. Tenía que hacer una videollamada con Solana, una doctoranda en salud mental de la provincia de Córdoba para contarle sobre mi experiencia cuando fui secretario en el consejo consultivo honorario en salud mental y adicciones. Postergué la entrevista para la noche, regresó la luz y pudimos hacer una entrevista de una hora hasta que me quedé sin batería en el celular.

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27/03. Día 12: “La literatura como un árbol”

En la mañana ayudo a mi abuela, saco plata del cajero, le compro remedios y le hago el permiso para que Gladis pueda seguir yendo a trabajar a su casa. En la tarde doy un taller literario individual y al atardecer el taller del grupo de estudios sobre el cuerdismo, en modalidad online. Allí me siento muy expuesto por la plataforma tecnológica. El celular tenía poca batería por lo cual lo tuve que mantener enchufado en la pared.

Estoy escribiendo un texto en el que comparo el aislamiento y el distanciamiento con las internaciones psiquiátricas domiciliarias. Hay muchas similitudes, siendo el carácter involuntario o forzado, la similitud más preocupante.

Ayer recibí algunas críticas en la red social Twitter sobre algunas opiniones que di. Aún estoy apegado al concepto de impecabilidad que leí ya hace muchos años en los libros de Carlos Castaneda. Ese concepto se me volvió una exigencia. Retomé la lectura de libros de filosofía china y libros de Castaneda en esta pandemia. La obra de Kusch, la empecé a leer diariamente y encuentro la sensación de que su literatura me arraiga, me da raíces que necesito en estos tiempos.

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28/03. Día 13: “Cuerpo, psicosis y pandemia”

Termino un texto sobre el problema de los derechos humanos en la pandemia pero aún no lo publico. Doy el seminario de dirección en modalidad online, las alumnas reconocen el valor de continuar con el seminario en esta nueva modalidad y agradecen el posicionamiento en la ética pedagógica. Me emociono.

Le llevo comida a mi abuela, pero al salir me siento mal porque recordé mi lectura del primer borrador del texto “cuerpo, psicosis y pandemia”. Comparto mis sensaciones en el WhatsApp del GAM (grupo de apoyo mutuo) y se alivia mi malestar. Entiendo que hay un malestar que se nos impuso en contra de nuestra voluntad. La necesidad de justificar esa imposición, genera más malestar aun.

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29/03. Día 14: “Los gatos que vio el médico chino”

Anoté el teléfono y la dirección nueva de Simón, mi acupunturista. Me envió por WhatsApp unas rarísimas fotos de unos gatos sobre un tejado. Le envié un audio para preguntarle si seguía atendiendo, y como siempre hace, me llama. Me pregunta directamente sin charla previa, en su lenguaje «argenchino».

– ¿Qué problema tiene, está enfermo? – Me asombra el pragmatismo y la claridad de este médico. Como no tengo ningún problema ni ninguna enfermedad, concluyo que no necesito ir a atenderme con Simón. Me doy cuenta que mi problema es el miedo.

Hoy llegó el anuncio que me tenía ansioso. El presidente avisó que extiende la cuarentena por 15 días más. La opresión que siento es grande. Hoy mientras Sol jugaba al Tik-Tok y yo intentaba leer Kusch, se me ocurrió dar un seminario gratuito de literatura a modo de solidarizarme pedagógicamente. Pero para que quede bien, tengo que ver otros seminarios por ejemplo en la plataforma Domestik, en casa. Cuantas ironías.

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